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Hoy quiero compartir con vosotros una reflexión personal sobre la educación utilizando mi libro Mujer, maestra y madre. A través de estas páginas, he tratado de plasmar mi experiencia como docente durante casi 37 años, un camino lleno de retos, aprendizajes y momentos inolvidables que me han marcado tanto profesional como personalmente. Ser profesora, madre y mujer en una sociedad que cambia constantemente no ha sido tarea fácil, pero cada paso ha valido la pena.

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En el libro Mujer, Maestra y Madre relato mis inicios como profesora de biología en 1983, cuando enfrentaba aulas llenas de ilusión, pero también de dificultades. Hablo de mis alumnos, esos jóvenes que, aunque venían de contextos diversos, siempre me enseñaron algo nuevo. Ser madre, además, me brindó otra perspectiva sobre la enseñanza: me recordó que detrás de cada estudiante hay una historia, un hogar, una lucha. Esta visión me permitió conectar mejor con mis alumnos y entenderlos de manera más humana.

Al reflexionar sobre la educación de los jóvenes en España hoy en día, veo que los desafíos han cambiado, pero la esencia sigue siendo la misma: queremos preparar a las futuras generaciones para un mundo en constante transformación. Aunque la tasa de abandono escolar ha disminuido en los últimos años, todavía estamos lejos de superar este problema. Muchos jóvenes se sienten desconectados del sistema educativo, como si este no les hablara ni les entendiera.

Además, vivimos en un momento histórico en el que la información está a un clic de distancia, pero eso no significa que esté bien utilizada. Me preocupa ver cómo algunos jóvenes caen en trampas de desinformación o adoptan posturas peligrosamente alejadas de la realidad histórica. Por ejemplo, el aumento del revisionismo histórico en redes sociales como TikTok nos obliga, como educadores, a reforzar la enseñanza del pensamiento crítico y de los valores democráticos.

Creo firmemente que el papel de los maestros es más importante que nunca. Nosotros somos los guías que ayudan a estos jóvenes a navegar en un mundo complejo, lleno de desafíos y oportunidades. Pero también necesitamos un sistema educativo que nos apoye, que invierta en formación, innovación y recursos. Y, sobre todo, necesitamos una sociedad que valore la educación como el pilar fundamental que es.

Escribí este libro con la esperanza de que mis experiencias puedan inspirar a otros educadores, pero también para invitar a una reflexión colectiva: ¿qué estamos haciendo, como sociedad, para garantizar que nuestros jóvenes tengan las herramientas necesarias para construir su futuro? Desde mi lugar como maestra jubilada, pero siempre educadora de corazón, seguiré abogando por una educación que inspire, que cuestione y que transforme.

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Julia Cortés Palma

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