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Como muchos ya sabéis, durante las últimas semanas he estado de visita en Senegal, en África. He estado subiendo pequeños capítulos en mi perfil de Facebook personal pero aquí os traigo un pequeño resumen de todo lo vivido que ha sido, cuanto menos, intenso. Todavía no sé si se quedará en mis redes sociales o llegará a algo más grande, pero de momento, aquí lo tenéis.

¡Disfrutadlo!

Comenzamos en el aeropuerto Adolfo Suárez, lista para tomar un vuelo de Madrid a Dakar y comenzar mi visita en Senegal. Tras un vuelo con problemas sanitarios y ausencias sobre qué hacer, llegué a Dakar donde me topé con la realidad en mis narices y me hicieron una de las preguntas que más me han hecho en este viaje: «¿Dónde está tu marido?» Finalmente, llamé a un amigo, quien, junto a otro conocido, me lleva a un apartamento donde paso la noche. A la llegada al apartamento tengo que reconocer que me llevé un chasco, no esperaba grandes lujos, pero unas mínimas calidades. Es una habitación cutre con un frigorífico viejo, una cocina oxidada, un baño con ducha y una toalla, pero no hay papel higiénico. Encima de todo, pretende cobrarme unas cantidades que no encajan, aunque el dueño lo justifica todo diciendo que Dakar es una ciudad muy cara. Definitivamente todo es para aprovecharse de los turistas.

visita en senegal

Lo positivo es que mi amigo, siendo diplomático, me ha presentado a una guía turística encantadora llamada Rayhana, quien dirige una asociación en defensa de mujeres y niños. Rayhana me cuenta algunas realidades de Senegal que nos creemos que ya no existen. Me invita a unirme a su asociación y me menciona que está escribiendo un guion sobre estos temas, lo cual me parece más que una coincidencia.

Primeros días en Dakar

Durante los dos días siguientes de mi visita en Senegal me desperté pronto para estar lista a la hora a la que habíamos quedado y aprendí la lección más valiosa: ESPERAR. Definitivamente, lo de no llegar puntual en este país parece que va en el ADN de los senegaleses. En Dakar he podido visitar diferentes monumentos y museos sobre la historia, y me mudé, me fui a casa de Rayhana junto con su familia donde no pagaba nada, pero sí invitaba a todo para entendernos. Con ellos, he podido vivir en primera persona como es la vida cotidiana de una familia senegalesa. Fuimos a la playa, a la isla de Gorea (antigua isla de esclavos), he conocido la ciudad… y sobretodo… he degustado la comida local y no, no me ha gustado, demasiado picante. Tercera lección aprendida: pasar hambre porque no me gusta la comida o no me sienta bien. Tienen una dieta bastante escueta. También tengo que reconocer que he tenido mis momentos de lujo. Conocí a Lawel, un amigo de Rayhana que nos llevó a una de las mejores zonas a cenar y pasear.

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Nos vamos a una zona rural

Ahora voy a entrar en una de las experiencias que más me han marcado en este viaje de visita en Senegal. Como he comentado, Rayhana participa en una asociación que defiende los derechos de mujeres y niños. Por este motivo, fuimos hasta Matam, un pueblo completamente apartado de la capital (si queréis saber cómo funciona el tema de transporte, os recomiendo que os paséis por mi perfil de Facebook, porque si no, no acabamos) donde había unos eventos con la asociación. Fueron unos días intensos, de mucho calor, higiene justita, pero increíbles. Tuve la suerte de participar en estos eventos, ver cómo funciona la asociación por dentro e integrarme con ellos (aquí sí que comí un poco más, que el chico cocinaba muy bien), conocer la vida en zonas más rurales de Senengal.

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Aquí sí que me sentí algo más como una mosca en leche. Al final, yo he ido con mi mentalidad occidental, como mujer y divorciada. En definitiva, el cóctel perfecto para que te miren y te traten diferente y traten de atraerte a su terreno. De hecho, tengo dos anécdotas:

La primera fue con una de las señoras más mayores que no veía bien que yo fuera con un vestido por debajo de la rodilla, así que Rayhana me tuvo que llevar y ponerme una especie de pañuelo por debajo del vestido que me tapara hasta los pies. La segunda fue con un grupo de hombres que sólo preguntabas por mi marido, por mi divorcio y me ofrecieron alguna que otra pedida de mano. También tuve un momento malo, que fue mi encontronazo con el responsable de comunicación, y hasta ahí puedo leer.

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El final

Finalmente, en una última parte a mi visita en Senegal, tras unos días allí volvimos a Dakar de manera accidentada, pero llegamos. Yo había que dado con Lawel, sí, este amigo de Rayhana. Me había invitado a Saly, una playa a unos 80 km de la capital. La verdad que me entró por el ojo y se ve que yo a él también, así para allí que nos fuimos. Sin embargo lo que parecía que iba a ser una pasión senegalesa, se acabó convirtiendo en una experiencia agridulce, ya que aquí mi galán senegalés, despareció a las 4 de la madrugada del domingo y aún no le he vuelto a ver. En fin, al menos me llevé la alegría (el que entendió, entendió).

Cuando veáis este post, ya llevaré un par de días de vuelta en España. Ha sido una experiencia increíble en todos los sentidos, he aprendido mucho y me quedo con recuerdos imborrables. Nuevamente reitero que si queréis más detalles, os recomiendo seguirlo en mi perfil de Facebook.

¡Espero que os haya gustado!

Julia Cortés Palma

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