No te dejaré aunque sigas dormido con los ojos abiertos; te mire y no me veas, te pregunte quién soy y me digas que no te acuerdas. No te dejaré aunque nuestros mares los separe una baliza; el mío de colores el tuyo de humo y ceniza. Algunas veces siento que me ves como cuando era niña; alguna vez sueño ¡que tus ojos brillan!