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Cuando me jubilé, mucha gente asumió que eso significaba que iba a “descansar”. A mí, que siempre he sido inquieta, curiosa y un poco teatrera, esa palabra me sonaba más a pausa que a vida.

Hoy, con 64 años, escribo este post para decirte que la jubilación no es el final de nada. Es, si lo eliges, el inicio de una etapa creativa, libre y profundamente significativa.

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El arte como forma de seguir viva (por dentro y por fuera) después de la jubilación

En mi caso, el teatro amateur llegó como una sorpresa. Nunca había pisado un escenario, y sin embargo, ahí estaba yo, con el corazón latiéndome en la garganta, recitando Lorca en un centro cultural de barrio. ¿El resultado? Risas, lágrimas… y algo que no esperaba: una nueva versión de mí misma.

La escritura, por su parte, me acompaña desde hace décadas, pero en estos últimos años se ha vuelto más fluida, más honesta, más mía. Sin jefes, sin plazos, sin miedo. Porque a esta edad, ¿qué vamos a perder?

Lo que nadie te dice sobre la jubilación

Lo que sí es cierto es que después de toda una vida de rutinas, horarios, compromisos, de pronto tener tiempo libre puede descolocar. Lo sé. Pero también puede ser una invitación. A probar algo nuevo. A recuperar lo que dejaste pendiente. A convertirte en aprendiz otra vez.

No hace falta escalar el Himalaya. A veces basta con apuntarte a un taller, colaborar con una ONG, retomar la guitarra que duerme en el armario o escribir ese relato que siempre postergaste.

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Una vida activa no tiene fecha de caducidad

En una sociedad que parece valorar solo la juventud y la productividad, ser una mujer activa y visible después de los 60 ya es, en sí, un pequeño acto de rebeldía.

Yo elijo esa rebeldía cada día: cuando subo al escenario, cuando publico un texto, cuando salgo a caminar sola por la ciudad o cuando decido no hacer nada (porque el descanso también se elige).

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¿Y tú? ¿Qué te gustaría explorar en la jubilación?

Este blog no es solo un espacio para compartir lo que escribo, sino también una ventana abierta al diálogo. Me encantaría saber qué estás viviendo tú, qué has descubierto en esta etapa de jubilación o qué sueñas hacer.

Porque sí, todavía soñamos. Y eso, para mí, es lo más bonito de todo.

Con cariño,

Julia

Julia Cortés Palma

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